domingo, 5 de junio de 2011

La biología del sex-appeal: Elección de pareja en humanos


Por Ester Desfilis Barceló, Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de València.




Cuando consideramos la enorme cantidad de dinero que mueve la industria de la belleza, desde la cosmética a la cirugía plástica o la moda, se hace evidente que el atractivo físico es un tema que nos preocupa mucho. Es erróneo pensar que esta preocupación es algo exclusivo de las sociedades occidentales actuales. La belleza es y ha sido una inquietud constante desde los orígenes de nuestra especie, e incluso antes (se han encontrado adornos corporales como collares o pulseras junto a los restos de homínidos anteriores a
Homo sapiens). Hombres y mujeres de culturas muy diferentes adornan su cuerpo con algún tipo de maquillaje, tatuajes o piercings y/o abalorios de todo tipo.


Charles Darwin, en su libro
The descent of man, and selection in relation to sex, fue el primero que trató el tema de la belleza humana desde un punto de vista biológico. Basándose en los comentarios de varios misioneros británicos, intentó encontrar patrones de belleza comunes a todos los humanos. Probablemente debido a los prejuicios y la falta de objetividad científica de los informadores, Darwin acabó concluyendo que no existía un estándar general de belleza: distintas culturas tenían distintos patrones de belleza. Sin embargo, algunos estudios transculturales (entre culturas) realizados recientemente, han demostrado que sí existen unos patrones de belleza universales. Personas de diferentes clases sociales, edades, culturas y razas, comparten un mismo sentido estético de la belleza humana y coinciden a la hora de discriminar qué es atractivo y qué no.


¿Por qué nos resultan sexys determinados rasgos faciales o corporales? ¿Por qué los hombres se sienten atraídos por las mujeres jóvenes y, en cambio, las mujeres se interesan por hombres más mayores y bien situados? Recientemente, algunos científicos se han planteado que para comprender éstos y otros aspectos del comportamiento humano, es necesario empezar por reconocer que se trata de un problema de biología evolutiva. A raíz de estas ideas ha surgido una nueva disciplina, denominada psicología evolucionista, que tiene como objetivo descubrir y comprender el diseño de la mente humana desde una perspectiva evolutiva. Los principios en que se basa esta nueva ciencia son muy similares, y a la vez muy sugerentes, y se pueden resumir en la siguiente afirmación: nuestros circuitos neurales son el resultado de un proceso evolutivo, han sido diseñados por la Selección Natural para resolver los problemas a los que nuestros ancestros se han enfrentado a lo largo de nuestra historia. Generación tras generación, durante más de 10 millones de años, la Selección Natural ha ido lentamente esculpiendo el cerebro humano, favoreciendo aquellos circuitos que permitían resolver de forma apropiada los problemas a los que se enfrentaban nuestros ancestros: encontrar pareja, conseguir alimento (cazando y recolectando), buscar aliados, defenderse de los enemigos, criar a los hijos... Esto supone que, para entender nuestro comportamiento en el presente, hemos de tener en cuenta que está generado por mecanismos de procesado de información que existen porque resolvieron problemas de adaptación en el pasado, es decir, en los ambientes ancestrales en los que los humanos evolucionaron. Eso no quiere decir que la Selección Natural no continúe su acción en el presente, pero las condiciones que hoy en día nos resultan tan familiares, las ciudades, las naciones, las máquinas, las fábricas y los colegios, por citar algunas, son muy recientes. Representamos menos de una milésima de la historia de nuestra especie y la evolución necesita mucho tiempo.


Nuestro cerebro contiene diferentes circuitos neurales especializados en resolver diferentes problemas adaptativos, y uno de los problemas más importantes con que se enfrenta todo animal a lo largo de su vida es el de encontrar pareja y reproducirse. Aunque pueda resultar demasiado frío y poco romántico, nuestros cerebros han sido diseñados para detectar y considerar sexualmente atractivos aquellos estímulos que son indicadores de un mayor potencial reproductor. Aquellos humanos primitivos que eligieron con mayor capacidad reproductora dejaron más hijos y todos nosotros somos sus descendientes.


Nuestra experiencia cotidiana nos muestra que hombres y mujeres afrontan la sexualidad de forma muy diferente. Esto tiene sentido desde una perspectiva evolutiva, ya que como ocurre en otras especies animales, las mujeres realizan una mayor inversión parental y tienen un potencial reproductor mucho menor que los hombres. Un hombre puede engendrar muchos más hijos de lo que la monogamia (pareja única) le permite. Por tanto, ha habido un conflicto de intereses que ha llevado a que hombres y mujeres hayan evolucionado hacia estrategias sexuales diferentes. La psicología evolucionista ha formulado algunas hipótesis sobre las diferencias de estrategia entre los dos sexos a la hora de elegir pareja, y muchas de las predicciones que surgen a partir de esas hipótesis han sido comprobadas experimentalmente.


Estudios sobre las preferencias a la hora de elegir pareja de hombres y mujeres de culturas muy diversas, han demostrado que las mujeres colocan entre los priemros lugares los recursos que puede aportar el hombre, mientras que los hombres valoran la belleza. Pero, ¿qué rasgos resultan bellos a los ojos de los hombres? De forma universal, las mujeres más atractivas, más sexys, son aquellas que exhiben caracteres que indican un alto valor reproductivo. Los hombres aprecian aquellas características físicas que se correlacionan con la juventud, como la nariz y el mentón pequeños, los labios gruesos y la piel tersa, y con la fertilidad, como una cintura estrecha y unas caderas amplias (una relación cintura-cadera de 0.7 se considera sexy). Por otra parte, estos rasgos están controlados por los niveles de estrógenos (más concretamente por la proporción de estrógenos y testosterona).








Curiosamente, las mujeres encuentran atractivos distintos rasgos masculinos dependiendo del momento del ciclo menstrual. Anque en general prefieren hombres con rasgos faciales más suaves, algo feminizados, en el momento de máxima fertilidad del ciclo menstrual eligen hombres con rasgos faciales y corporales más masculinizados (indicadores de elevados niveles de testosterona).


Una característica que todos los humanos independientemente del sexo o la edad, valoran a la hora de juzgar el atractivo de una persona, es la simetría. Esta atracción por la simetría es algo que tenemos en común con muchas especies animales. Pero, ¿qué indica esta simetría? Se considera que el grado de simetría es un indicador de "calidad genética". Al elegir una pareja simétrica, estamos eligiendo "buenos genes" para nuestros hijos. En todas las culturas, los hombres y las mujeres más simétricos son cosiderados los más atractivos. Se han realizado numerosos estudios sobre las relaciones entre simetría facial o corporal y el éxito en el apareamiento o el atractivo sexual en humanos. Los resultados de estos estudios demuestran que las mujeres más simétricas se emparejan con los hombres con más recursos. Los hombres más simétricos mantienen relaciones sexuales a edades más tempranas, tienen más parejas, invierten menos recursos en la relación y son más infieles. Además, su olor resulta más sexy. Por otra parte, la satisfacción de la mujer en sus relaciones se correlaciona con la simetría de su pareja, de forma que los hombres más simétricos les proporcionan mayor complacencia.


Lo más curioso de estos trabajos, es que demuestran que nuestro cerebro está capacitado para detectar y responder ante la más mínima asimetría ¡de forma totalmente inconsciente!


El comprender el papel de la evolución en el fascinante proceso de la atracción sexual no nos evitará enamorarnos locamente cuando se presente la ocasión, pero tal vez nos ayude a enfocar de forma más racional algunas de las decepciones que pueden surgir en las relaciones con "el otro sexo".




Cuestiones


1. ¿Quién puede tener más hijos, un hombre o una mujer? Razona tu respuesta.

2. Según este estudio, ¿qué valoran más las mujeres de los hombres?

3. ¿Y en qué se fijan más los hombres con respecto a las mujeres?

4.
Las mujeres, ¿prefieren siempre el mismo tipo de hombres? Argumenta tu respuesta.

5. ¿Existen patrones de belleza universales? ¿En qué nos fijamos los humanos independientemente de nuestro grupo étnico, sexo, o edad?

6. Redacta las principales ideas que se exponen en el texto, y comenta tu opinión personal al respecto de las mismas.


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